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Médicamente consideraremos al sonido como toda vibración simple o compleja que, por su intensidad, es tolerable para el oído humano y genera una sensación de agrado en el individuo.  

Por el contrario, los ruidos son también sonidos simples o complejos, pero disarmónicos y de muy alta intensidad, generando intolerancia o dolor al oído y una sensación de displacer al individuo. 

Las fuentes de emisión de ruidos se han ido incrementando con la actividad del hombre. Inicialmente existían solo los ruidos naturales (truenos, cataratas, etc.) y luego se agregaron los ruidos propios de la evolución industrial. 

La exposición crónica al ruido ocasiona en el individuo síntomas otológicos y generales. Dentro de la sintomatología general, la cefalea, el embotamiento y falta de posibilidad de concentración son los más frecuentes e iniciales. A medida que la exposición se prolonga, a la sordera inicial suele agregarse sensación de oído lleno, acúfenos intermitentes, etc. 

Características del sonido:  

  • Frecuencia: es el número de ondas completas o ciclos de una cantidad periódica  

que ocurre en una unidad de tiempo (usualmente 1 segundo). Las audibles por los humanos van desde los 20 Hz a los 20.000 hz. 

Respecto a las frecuencias bajas o vibraciones, las que son transmitidas por el suelo o por contacto directo con el elemento generador facilitarían la lesión del oído interno por microdesgarros y lesiones vasculares.  

Las frecuencias más nocivas para el oído humano son las que están entre los 2 y 3 KHz y son estas las que más frecuentemente se encuentran en las industrias. 

  • Intensidad: La intensidad de presentación de un sonido puede ser variable y según los valores de las variaciones puede ser considerado como noxa intermitente y noxa consobrenoxa. La intensidad como noxa intermitente corresponde a un estímulo continuo de baja intensidad (por debajo de los 80 dB) con momentos en los que la presión sonora supera los 100 dB. La intensidad que actúa como noxa con sobrenoxa es aquella en la que el estímulo de base supera los 90dB e intermitentemente sobrepasa los valores de presión sonora de 100 dB. Por debajo 80 dB, el oído humano no presenta alteraciones definitivas. Estos niveles generan molestias pasajeras denominadas fatiga auditiva, donde los elementos transductores (oído interno) no sufren problemas definitivos. Cuando la intensidad supera los 90 dB comienzan a aparecer lesiones irreversibles tanto mayores cuanto mayor sea la exposición y la susceptibilidad personal. 
  • Tiempo: 

Podemos tener en cuenta distintos tiempos: 

  • El tiempo de duración de un sonido o ruido 
  • El tiempo de percepción 
  • El tiempo de exposición en el cual es importante considerar, la duración del estímulo y periodo de descanso.  

La duración del estímulo está en relación directa con la lesión coclear mientras que el periodo de descanso está en relación inversa. Cuanto mayor es el tiempo de exposición, mayor será la posibilidad de lesión, aunque la intensidad sonora no sobrepase los 90 dB. Si la exposición al ruido es intermitente u ocasional la lesión que se puede generar estará en relación directa a la intensidad. 

El ruido es entonces una gran causa de lesión no solamente para el sistema auditivo (cocleovestibular) sino que también para el sistema nervioso, psíquico y sistémico. 

A modo de prevención, es aconsejable realizar los estudios audiológicos adecuados, con cierta frecuencia, con el fin de detectar tempranamente cualquier grado de hipoacusia que la persona expuesta a ambientes ruidosos pudiera estar sufriendo. 

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