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¿Tu hijo se distrae fácilmente con sonidos externos? ¿Tiene dificultad para recordar nombres y lugares? ¿Le cuesta repetir secuencias de sonidos, letras y números?

El desarrollo de las habilidades auditivas es fundamental para la correcta interpretación de la información que percibimos a través de nuestros oídos. La adquisición de las mismas, permite la elaboración procesos mentales responsables de la adecuada asimilación e integración de la información auditiva que necesita ser interpretada.
Esto es posible gracias al Procesamiento Auditivo Central.

¿Cómo madura la vía auditiva?

Se sabe que la cóclea es totalmente funcional a las 24 semanas de gestación, cuando está completamente formada. Por lo cual, un bebé ya es capaz de recibir la información auditiva de forma intrauterina. Sin embargo, aún no es capaz de interpretarla porque la vía auditiva no está completamente madura.

La activación neural o plasticidad que permitirá la maduración auditiva, dependerá exclusivamente de la estimulación sonora recibida y activará las fibras nerviosas necesarias para madurar los centros superiores de la audición ya predefinidos, pero no activos, situados a lo largo de toda la vía auditiva.
Este proceso comprende dos fases: de 0 a 12 meses (fase de comprobación), y de 12 meses a 5 años, siendo esta última una etapa de mayor plasticidad neuronal consiguiendo su cota más alta a la edad de 3 años.

¿Cómo darse cuenta si algo falla en todo este proceso?

El Desorden del Procesamiento Auditivo Central es una anomalía que provoca que los sonidos no sean analizados correctamente pudiendo coexistir con otras patologías del Sistema Nervioso Central.
El resultado es un déficit en el procesamiento sensorial que afecta a la percepción del sonido, a la comprensión del habla y que produce trastornos en el aprendizaje, producto de la incapacidad o falta de habilidad para atender, discriminar, reconocer o comprender la información auditiva.
Para el correcto manejo, evaluación y diagnóstico del DPAC, es necesario realizar una batería de pruebas que comprenden la evaluación audiológica, incluyendo pruebas conductuales, psicoacústicas, electrofisiológicas, test dicóticos y algunos cuestionarios.

Signos de alarma

– Dificultad para entender instrucciones y órdenes verbales.
– Lentitud en las respuestas.
– Problemas de lenguaje y dicción.
– Problemas de comunicación.
– Problemas de discriminación auditiva.
– Tendencia a soñar despiertos.
– Sustituir la expresión verbal por gestos.
– Dificultad para distinguir palabras que suenan parecido.
– Se distraen fácilmente con sonidos externos.
– Dificultad para recordar nombres y lugares.
– Dificultad para repetir secuencias de sonidos, letras y números.
– Dificultad para atender y recordar la información presentada por vía oral.
– Dificultad para realizar órdenes secuenciales.
– Rendimiento académico
 pobre.
– Problemas de
conducta.
– Fatiga. Ansiedad. Agresividad.
– Estado de ánimo decaído.

¿Qué tratamiento podemos ofrecer a un paciente con DPAC?

El impacto que tiene un DPAC puede variar considerablemente de un individuo a otro, y la evolución del mismo dependerá de la capacidad cognitiva y de las estrategias a implementar, presentándose pacientes con sintomatología muy leve, y aquellos más severos y resistentes al tratamiento.
En la actualidad el objetivo que se persigue es ayudar a mejorar las capacidades cognitivas, auditivas y lingüísticas del paciente.
Numerosos estudios se basan actualmente en el entrenamiento auditivo como estrategia para el tratamiento del DPAC. Se trata de una técnica que se emplea para mejorar la atención auditiva y la detección y discriminación sonora. Los programas de entrenamiento auditivo deben incluir cognición, atención auditiva, memoria auditiva, cierre auditivo y escucha en situaciones de ruido, y deben ser llevados a cabo por un fonoaudiólogo, siempre con un enfoque multidisciplinario.
También pueden beneficiarse con esta técnica aquellos adultos a los que se les han adaptado prótesis auditivas, pero no logran entender bien.
Por otro lado, el uso de sistemas de frecuencia modulada (FM) en combinación con las prótesis auditivas, cuando exista una pérdida auditiva neurosensorial asociada (sobre todo en pacientes pediátricos), aporta mayor confort y beneficio para la localización sonora y la discriminación auditiva y verbal en situaciones donde la relación señal-ruido no sea buena y el sonido/ruido sea interpretado como molesto.

En conclusión, el diagnóstico tardío o una mala evaluación de dicho déficit supone que pueda darse una organización anómala de las estructuras cerebrales destinadas a las funciones y habilidades sensoriales auditivas, y que, por tanto, las capacidades auditivas y del lenguaje del individuo se vean afectadas.
Los niños con DPAC son pacientes que se benefician particularmente de una estimulación temprana. El diagnóstico precoz y la correcta intervención, sobre todo en los más pequeños, favorecerán la evolución y desarrollo de los mismos. El propósito de las técnicas terapéuticas fonoaudiológicas es maximizar la neuroplasticidad y mejorar el procesamiento de la información auditiva por parte del cerebro.

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